El interticio
El Intersticio
©Por Abdel Hernandez Juan
This paper discuss the interstitial and Intersticiality as a concept in which epistemology and ontology meet and fusion diluting one into the other, the paper theorize Intersticiality around a variety of empirical research examples from to natural and physical phenomena’s to immaterial, conceptual and spiritual one and discuss the specific epistemological place correspond to Intersticiality regarding both mobility and relationality under causal and generative parameter to analyses and objectify how the intersticials work
Keywords: epistemology and ontology, intersticiality
En su modo de presentarse el intersticio sugiere en principio otra forma del darse, otro modo de lo que en la línea que ofrece un cierto recorrido, que describe un cierto intervalo, el desde esto hacia aquello otro, en su por donde, parece describir el movimiento otro que podría efectuar, disímil ante el movimiento uno, su deambular, su merodeo, la sinuosidad que esa línea describe. No parece, sin embargo, el recorrido de la línea, estar sugerida por lo que, según una relación de alcance o correspondencia entre este punto y aquel otro, sería su por aquí definido según la relación entre lo posible y lo probable, entre lo que sabemos sobre cómo la línea circunda, conocimiento que se ofrece de acuerdo con la imagen del todo que suministra el plano, y las probabilidades que anticipamos e intuimos como sus opciones. Si es un intersticio, describe otro merodeo, otro modo en que transcurre. En el intersticio decimos que ha tomado por otro lugar, ese intersticial, parece siempre, sin embargo, definirse respecto a los preceptos que podríamos suponerle.
Decimos, es intersticial, porque según anticipamos los merodeos que describirían sus movimientos, cualesquiera puntos, conceptos en la filosofía, formas en la estética, palabras en la frase, objetos en el espacio, toma otra sinuosidad. Si suponíamos un modo en que respecto a un tema deberían ser despejadas sus variables, el intersticio ofrecerá formas que tomarán otro lugar, pero lo hará, a diferencia de una total y absoluta novedad, intersticialmente, no sobre el fondo de la nada.
En su relación a algo que le viene dado, una relación intersticial entre elementos será ella también novedosa, pero como forma del intersticio, en forma disímil. Cómo es pues, así, si lo hace con elementos dados, que es posible el intersticio en general, que le ofrece a este el nutriente constante que le permite darse y volver a darse una y otra vez en forma inagotable, si su interticialidad es una forma otra del merodeo, un deambular otro, otra sinuosidad, en una conversación entre hablantes, o cuando vemos una obra de arte y decimos su estética es intersticial, o en el tomar literal por el espacio, cuando vamos al rio y decimos, según ciertas irregularidades de las formas, tomamos un camino intersticial, un camino otro que no estaba trazado y que en su propia intersticialidad resulta nuevo, que a la vez se desgaja, pero sobre todo que se da. Si lo hace entre este y aquel punto, este y aquel elemento, este y aquel concepto, cómo es posible ese nutriente infinito que una y otra vez en forma inagotable suple una nueva forma del intersticio e intersticial ella misma.?.
Una primera forma de dar lenguaje, asir este asunto, principia en la impredecibilidad de lo que no ha sido trazado. La intersticialidad se presenta así como lo opuesto al trazo. Una vez trazado el trazo será siempre no sólo el trazar de una forma sobre un plano sino que quedará el mismo fenoménicamente como el trazo de esa forma, es decir, el trazo quedará supeditado siempre a esa forma de la cual y respecto a la cual es un trazo, su trazo. En su defecto, la intersticialidad nunca se corresponderá a aquella forma o elemento que le sería respectiva, nunca será la expresión fenoménica de aquella. Será intersticial, de hecho, precisamente, porque se irá siendo y se irá respectando desde sí misma en la misma forma en que va dejando de serle a respectividades ante las cuales no guardará sino toda vez, una relación siempre ella misma, como dice la palabra, intersticial.
El intersticio anticipa así en su darse, en su modo de ir por, de moverse entre y en torno, la idea de algo que respecta, pero siempre desde sí mismo, en su propio modo de proveerse los elementos para irse siendo e irse respectando dejando siempre de irle siendo o correspondiendo a esas respectividades en un modo otro que a su través, como una forma siempre intersticial una y otra vez en torno a sus respectividades incluso.
En la medida en que va dejando de serles para dárseles en formas una vez y otra de nuevo intersticiales, va el intersticio mismo generando y desplegando su campo, uno que está entre, un modo de estar entre, sin embargo, peculiar, único, intersticial el mismo. La palabra intersticial incluye en modo inclusivo a su etimología, algo que usualmente entendemos como un sufijo, el inter. Será acaso que el efecto de intersticialidad correspondería a una forma del inter?. Indudablemente una intersticialidad se presenta y se hace presencia siempre ella misma precisamente cuando entre las tres formas de los sentidos, física, respectiva a los cuerpos en el plano y los espacios, sensorial, respectiva a las traducciones de los sentidos corporales y significante, respectiva a las formas en que el sentido participa y aporta un movimiento a los significados; se interrelacionan. Esta interrelación, sin embargo, no puede ella misma quedarse remitida en ninguno de los tres puntos como si en alguno de ellos se iniciará y se agotará. En cierto modo si es intersticial lo es precisamente porque se mantiene siempre en el espacio de esa interrelación.
Esa interrelación, por supuesto, no podríamos definirla per se según un concepto de relación externo o desprovisto de especificidad en tanto la insterticialidad en sí misma, correspondiente siempre a algún elemento que por sí mismo definimos intersticial, una forma, un plano, una línea, una imagen, una atmósfera, visual, ambiental, musical, ofrecería ella misma un modo si se quiere único, suigeneris de moverse entre esos tres momentos. Se trata así de un campo, en las artes plásticas, las artes, el lenguaje a nivel más amplio, el cual viene el mismo dándose en tanto el intersticio mismo le presenta, es decir, que viene con él, que se da en él y con él mismo, que se despliega como lo intersticial en sí mismo en toda su extensión.
Cuando tenemos ante nosotros un plano vacío, cualquiera que este sea, la idea misma de crear en él por primera vez una serie de formas, líneas, elementos, sea este bidimensional, o hablemos de un espacio en el que debemos disponer elementos, o simplemente cuando en la producción y creación de sentidos comenzamos a hablar a un interlocutor, en la escritura o en el habla, en el extraer a un instrumento musical una pieza nueva, etc., la idea de un espacio potencial se va presentando como campo en el movimiento mismo de efectuación que está supuesto en la forma que va surgiendo. En su antípoda el concepto de trazo, sea respecto a lo trazado, previamente dado, o respecto al darse del trazo, lo que está por ser trazado, supone una forma otra respecto a la cual el trazo sería su trazo, el trazo respecto a y de esa forma. Si esta trazado, en su más esplendida libertad, en lo que incluso llamamos el trazo libre, improvisado, una vez trazado la forma que este describe supone la fijación de una delimitación dada, incluso allí donde en su propia espontaneidad el trazo resulte el mismo sugerente, su sugerencia no habrá sido más que el haberse fijado, es decir, el trazo de esa forma trazada, lo que correspondería así al sujeto de ese trazo, el que traza, no podrá sino siempre remitirse una vez trazado, a aquella forma de la cual y respecto a la cual es un trazo.
En el intersticio, sin embargo, el campo anticipado en la forma que se va dando y el potencial de sugerencia, sugerido por esa forma intersticial resultará el mismo siempre intersticial respecto a si mismo, insinuado. De un lado, si es intersticial, lo va siendo en relación a lo que respecta, lo que respecta en los dos modos de lo respectivo, aquello a lo que es respectivo, como el trazo a la forma, el intersticio al sentido, aunque este no fuere sino en el caso de las formas, el sentido de las formas, y respectivo a su respectividad, aquello respecto a lo cual respecta, su respecto a. El intersticio puede así trabajar el mismo desde y con las formas, pero el mismo nunca se corresponderá a estas, es decir, no habrá sido aquello intersticial por sí mismo una inmanencia de la forma, en esa obra plástica o ese lenguaje, sino antes bien relacionado al sentido que percibimos en esa forma, ese plano, ese color, ese material, ese lenguaje.
El intersticio no es el mismo una inmanencia de la forma, o un modo de manifestación de la forma, trabaja con las formas y puede en tanto su campo potencial de sugerencias, anticipado en su potencial, o sugerido en su efectuación, ofrecer, disponer e incluso ofrecerse a sí mismo como el espacio en que esas formas tomarán o habrán alcanzado un modo intersticial, una cierta intersticialidad, pero el intersticio en sí mismo no se corresponderá nunca a la identidad de las formas. Si es intersticial se experimenta en la anticipación, el merodeo que describe en su darse como línea trae implícito siempre la anticipación de un plano potencial sugerido, si se quiere sería mejor decir insinuado en la intersticialidad misma que esa línea va describiendo.
Si la intersticialidad subraya en aquello que es intersticial una relación de sentido, como decía antes, tenemos que el concepto mismo de lo intersticial, de inmenso potencial para la génesis de los conceptos en la filosofía, como en forma amplia para cualquier forma de la filosofía de las formas, la teoría del campo, el arte y la estética, lo hace llevándose consigo en su propia nomenclatura, en su potencial de significados nuevos y relacionales, las tres formas que le conocemos al sentido y la relación entre estas tres formas.
De un lado, todo lo que respecta a la relación del sentido con el movimiento direccional, es decir, la dirección que toman los cuerpos y los elementos; bien sea que estemos hablando de elementos bidimensionales sobre un plano, o de estos en el espacio. Si bien tenemos que decir que esta primera acepción del intersticio en su relación al sentido no es aquella de la que más usualmente uno se vale en el filosofar teórico, en tanto la metafísica filosófica supone precisamente un meta nivel que se despega ante la física, meta/física, trabajamos con estas imágenes de sentido que sugieren sentidos físicos en formas si se quiere metafóricas, analógicas, valiéndose uno de sus posibilidades de sugerencia para los conceptos teóricos, algo que podríamos entender como los modos en que las imágenes del mundo físico pueden ofrecer campos de sugerencia a las categorías filosóficas del campo filosófico.
De hecho, en su referencia al mundo físico, la conceptualidad del intersticio encuentra ricas y amplias posibilidades de sentido como imágenes para el filosofar. Si es intersticial en el plano o lo es en el espacio, bien sea que hablemos de una imagen, una figura geométrica, una línea o bien que refiramos un recorrido, la pregunta en que forma es intersticial?, que le ofrece esa intersticialidad?, ofrece un rico campo de experimentaciones para la filosofía de las formas, la teoría del campo y la estética. Por otro lado, las otras dos acepciones del concepto de sentido resultan tanto o más productivas en lo que respecta a su relación con el intersticio, estas son, de un lado, las relaciones de sentido relacionadas al mundo sensorial, es decir, al mundo inmediato de los sentidos, de los cinco sentidos, la vista, el tacto, la audición, el olor y el paladar.
De un lado, sabemos que todos nuestros conceptos e imágenes, bien sean estos teóricos o estéticos, son en si mismos elaboraciones que provienen del mundo de los sentidos; los conceptos no son sino elaboraciones sintéticas de percepciones y abstracciones provenientes de los sentidos y de sus relaciones. Toda elaboración intelectual abstracta no es sino una forma abstraída del universo de los sentidos. Lo fascinante aquí, de hecho, es que el concepto de intersticio es el único entre todos los demás existentes que se relaciona, se limita, se restringe, y se circunscribe en su campo a estas tres acepciones del sentido. Toda forma que resulte ante nosotros intersticial lo será precisamente por el modo en que en esta están desarrolladas las relaciones de sentido. Una intersticialidad no es sino así una forma que adquiere el universo de los sentidos en una imagen, una pintura, una forma, bidimensional o una tridimensional, bien sea que resulte intersticial respecto al sentido direccional de los cuerpos en el plano, bien respecto a cómo están relacionados en esa forma los sentidos provenientes de los cinco sentidos. Su relación como imagen a una impresión perceptiva de tactilidad, si es dúctil o laxo, si es terso o flexible, si es texturado y accidentado o espeso y consistente, si es poroso o cremoso, en tantas imágenes posibles, también puede serlo en la forma o la imagen intersticial respecto a la vista, si es intenso o difuso, contorneado o difuminado, recortado sobre un fondo o fusionado en este, llamativo o lateral, colorido o apagado, así como respecto a los sonidos y sus articulaciones, el timbre, la armonía, la melodía, el ritmo.
Finalmente la tercera forma del concepto de sentido también resulta de inmediata relevancia para el campo que está supuesto en lo que definimos como intersticial, me refiero aquí a nuestra inmediata traducción desde el mundo físico y sensorial de los sentidos hacia el mundo de la relación entre los sentidos y los significados donde los primeros comienzan a participar en la forma y la dirección de los segundos. De ahí cuando preguntamos si esta o aquella expresión hace sentido y qué sentido hace, cuáles son los sentidos que aporta o sobreentiende, sugiere o genera.
Cuando decimos es intersticial estamos diciendo que hemos visto en esa imagen, esa forma o ese concepto su relación inmediata a las tres formas de los sentidos antes discutidas. Es propiamente intersticial, de hecho, y no otra cosa, cuando lo que le ofrece su peculiaridad, lo que le da su carácter y modo ha sido precisamente el hecho de que esa forma, esa imagen o ese concepto están hechos ellos mismos de relaciones entre estas tres formas del sentido; sus interrelaciones. Ningún otro concepto existente, ni etimológicamente desde la antigua Grecia o las etimologías grecolatinas, se refiere con más precisión y en un modo más nítido, a las interrelaciones entre las tres formas del sentido, que el concepto de intersticialidad. Ningún otro concepto que el de intersticio será el mismo más una expresión de la imbricación de estos tres modos del sentido. Sin embargo, llama a nuestra atención el hecho de que la intersticialidad, en una tela, un dibujo sobre papel, un ensayo, en una conversación entre hablantes, una forma de la estética, en la belleza de un ambiente o la relación entre una serie de formas, parezca una forma en la cual esas relaciones de sentido físicas, sensoriales y significantes encontrarían un modo otro de relacionarse intersticial el mismo.
El momento físico ofrece siempre a esa forma, elemento o imagen, el modo específico de su acaecer o, para ser más precisos, el modo de su relación a una idea de naturaleza, de una naturaleza que en el intersticio le sería siempre acaecida aunque este acaecimiento no le viniere en otra forma que en el presentarse la intersticialidad misma en esa forma o elemento. Remitirá una y otra vez siempre este momento a esa parte, aspecto o momento que en esa forma intersticial evocaría su relación a un mundo natural de cuerpos y ambientes, figuras y fondos, líneas y planos, cuerpos y movimientos, fisicalidad que estaría relacionada a los modos en que las imágenes del mundo espacial pueden participar en nuestras relaciones de sentido en el momento de asir la insterticialidad de esa forma.
El momento físico, sin embargo, nunca podría presentarse sólo o aislado por sí mismo, sino que sería siempre, según la forma intersticial, remitido desde e intersticialmente impregnado en relaciones de sentido que supondrán desde el principio una relación a la vez compleja y rica de los otros dos momentos del sentido, los sensoriales y los significantes, por ejemplo. Tendría así que ser siempre la intersticialidad una forma específica que en si misma supondría una relación elaborada entre los cinco sentidos y sus traducciones.
El intersticial de hecho no supone sino por sí mismo el haberse dado de una relación de sentido altamente rica. En su movimiento entre, en su modo del inter, el intersticio parece querer eludir, sin embargo, cualesquiera respectividades manteniendo una relación, como la palabra misma lo dice, intersticial, es decir, que se relaciona a esa respectividad, pero siempre en tanto deja de serle o de corresponderle enteramente para sugerir otro modo, para iniciar en el movimiento supuesto a esa respectividad, la posibilidad de un intersticial, es decir, el movimiento otro según el cual irá dejando de serle para irse siendo en la interrelación misma, y para irse e irles respectando, a esas respectividades, una interrelación la cual, por lo demás, es ella misma una intersticialidad y, por lo mismo, trasciende la idea de la interrelación como simplemente una relación entre, aunque la suponga.
Y este concepto según el cual la intersticialidad supondría la forma de un irse respectando en el movimiento de un dejar de corresponderse a la idea de una respectividad, es decir, en el modo de su propio irse siendo y respectándose, dejando de serle y respectarle a la idea de un correspondiente respectivo, no es sino aquella por medio de la cual podemos a la vez relacionar y diferenciar los conceptos de intersticio y novedad.
Indudablemente también en la novedad tenemos expresiones de esta forma otra según la cual lo novedoso pareciera eludir todos los aspectos dados de sus respectivos y correspondientes. Como decía en el inicio de este ensayo, la intersticialidad, como la novedad, según las formas y elementos en que se presenta, puede resultar ella misma novedosa y lo es usualmente, novedosa, innovadora, sólo que lo será en otro modo.
©Abdel Hernandez San Juan
Conceived, written, composed and created By Abdel Hernandez San Juan in English and Spanish
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